24 de noviembre de 2024

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El chantaje de la DGAIA a una madre cuyo hijo es víctima de bullying y absusos sexuales

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Roger Guach (Redacción) | Barcelona

La lacra del bullying sigue presente en los colegios y entré nuestros adolescentes. La administración, lejos de erradicar el problema prefiere esquivarlo con medidas como las aplicadas con Josep, separando al menor de su madre por tal de hacer chantaje a los padres y así silenciarles.

Josep está a punto de cumplir 16 años. La DGAIA (Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia) retiró la custodia a su madre, Mari, el pasado mes de Agosto bajo la excusa de “sobreprotección” a raíz de una denuncia del centro educativo. El objetivo: hacer chantaje a su madre, con el objetivo de silenciarle, ante el caso de bullying y abusos sexuales de su hijo.

Mari previamente había denunciado de forma reiterada episodios de bullying y de abusos sexuales sufridos por su hijo en el Instituto La Segarra de Cervera. La respuesta del centro, lejos de tratar los hechos fue la mencionada anteriormente.

La DGAIA, lejos de tratar el problema y cortarlo de raíz, optó por prevaricar retirando de forma inmediata y premeditada la custodia del chaval a su madre. Actualmente Mari pide ayuda para recuperar la custodia de su hijo Josep: “aunque está bien atendido, el chico siente que se le ha castigado al separarlo de su madre” – explica en Crónica Global. Por su parte, Josep quiere volver a casa al lado de su madre, así se lo hace saber de forma continuada. “Ha llegado a autolesionarse en alguna ocasión, algo que he descubierto yo, porque el centro ni siquiera se había dado cuenta” – comenta Mari a nuestra compañera de Crónica Global. La madre, además, teme por la integridad física de su hijo.


Josep, víctima de bullying y abusos sexuales en el colegio. La DGAIA lejos de resolver el problema

La historia de este joven de Cervera (Lleida) se remonta al inicio del curso escolar 2022-23 cuando empezó a ser acosado por dos compañeros de clase en el instituto La Segarra de la misma localidad. El pasado 24 de Enero el acoso lamentablemente subió un escalón mas al recibir abusos sexuales tal y como denunció la familia. La docente se lavó las manos y dijo no haber percibido lo ocurrido. El resultado de estos hechos fue que el menor faltó unos días a clase para recuperarse. Cuando se reincorporó a las clases la intención de la dirección del centro, siempre con intención de prevaricar y lejos de eliminar el problema, era que volviera a compartir aulas con sus agresores. La madre se negó tajantemente y al final se accedió a cambiarle de clase. No fue suficiente, el acoso seguía, el centro seguía sin ninguna intención de pararlo, y Josep volvió a quedarse en casa. La cosa va mas allá y es que el abogado de la familia, José Antonio Sires relata que “desde el primer momento y casi a diario avisaba al centro educativo para que tomara cartas en el asunto“.


Prevaricación intencionada y con alevosía del centro escolar mirando a otro lado

La madre de Josep explica a Crónica Global que “el instituto nunca mostró empatía por el menor y ni siquiera se activó el protocolo por acoso escolar“. El hecho es que al centro le incomodó que el caso fuese denunciado públicamente, lo que ha llevado a que continúe la prevaricación con alevosía e intencionada de la dirección.


El pediatra, Servicios Sociales y el centro se coordinaron para la vuelta del chico. | Mossos nunca tomó cartas en el asunto.

Tal y como cuenta José Sires existió una coordinación de los principales estamentos: pediatra, servicios sociales y el centro, para la vuelta de Josep al aula. Finalmente fue cambiado de centro. A pesar de ello uno de los agresores lo seguía a casa. Mossos nunca movió un dedo para frenar éste hecho. Por su parte, el Departamento de Educación de la Generalitat en vez de cortar el problema de raíz y mediante el inspector de la zona, Josep María Serentill, denunció a la mujer ante la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia por desamparo por una supuesta sobreprotección al chico uniéndose así a la prevaricación con alevosía e intencionada contra la madre.

Tal y como explica el letrado encargado de la defensa de Mari a Crónica Global: “a la vista de todas las pruebas presentadas por la progenitora y de los hechos sucedidos, queda acreditado que la situación de vulnerabilidad del menor nunca ha existido, siendo el acoso escolar sufrido a lo largo de los años lo único que ha padecido y no la existencia de riesgo en el ámbito familiar“. Además, la madre también insiste que Josep nunca ha recibido la atención que debía ya que nunca se ha aplicado el protocolo de bullying.

Ante la prevaricación premeditada de la administración la familia ha interpuesto una querella para que éste tipo de conductas no queden impunes: “Tras el estudio de los antecedentes y de la documentación que obra en el expediente administrativo de DGAIA, hemos presentado querella dado que estas conductas no pueden considerarse impunes y mucho menos aceptables en un centro de menores donde se encuentran niños tutelados por la Administración pública“. En la estrategia legal seguida por la familia se incluye que la Fiscalía de Menores intervenga para determinar la situación de Josep en el centro donde se encuentra.


Miedo a mas represalias por parte del centro

La madre explica a Crónica Global que a día de hoy sí se siente apoyada por algunos profesionales de Servicios Sociales: “Hay profesionales a los que no puedo nombrar, que nos conocen, saben la relación que tenemos y están perplejos de que nos hayan separado“. A la vez nos encontramos ante un caso de prevaricación y mala praxis por parte de algunos profesionales como ya hemos contado. “Desde el principio colaboré mucho e incluso llegué a creerme que igual era culpable de protegerlo demasiado” – reconoce. “Cuando nos notificaron la retirada, le vendí a mi hijo todo como de color de rosa, aunque me estaba muriendo por dentro. Yo lo único que quería era que él no tuviese miedo” – añade. La perplejidad de algunos profesionales ante la mala gestión de el caso de Josep llevó a que el régimen de visitas del Centro de Menores fuese diferente al que suele ser habitual: “me dejaban verlo muy a menudo y hasta llevarlo de vacaciones“. Mari sabe que esto ahora va a cambiar ya que su hijo está en peligro y el caso ha llegado a la justicia.

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