10 de octubre de 2024

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El G8 de Génova, 20 años de heridas abiertas

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Roger Guarch | Barcelona

Se cumplen 20 años de uno de los mayores escándalos represivos de la história, la cumbre del G8 que tuvo lugar en Génova (Italia). Aquellas heridas que dejó la represión nunca se han cerrado para los que lo vivieron. Hoy revivimos como sucedieron los hechos que terminaron con el asesinato del manifestante antifascista Carlo Giuliani en manos de los Caravinieri y analizamos las heridas que quedaron abiertas tras la peor represión de los últimos tiempos.

Han pasado 20 años desde aquel 19 de Julio de 2001, cuando tenía lugar la cumbre del G8 en Génova (Italia). Ese día, 200.000 personas recorrieron las calles de la ciudad en protesta por la misma. La protesta que debería haberse convertido en la mayor marea humana de la historia jamás retransmitida por televisión, se acabó convirtiendo en la mayor represión en directo nunca vista en los últimos años. Al mismo tiempo la protesta fue testigo del movimiento “Black Block” (mejorado en los últimos tiempos por nuestros CDR en Catalunya). Las heridas siguen abiertas para los que lo vivieron en su propia carne, especialmente para la familia de Carlo Giluiani, quién fue asesinado por los Caravinieri.

Esos tres días de protesta significaron la pérdida del miedo para muchos y es que la extrema violencia policial hizo que los infensivos manifestantes plantaran cara a unos Caravinieri que llegaron a utilizar tácticas delictivas. Venidos de todos los rincones del planeta el movimiento contra el G8 adquirió unas dimensiones estratosféricas. A Génova llegaron delegaciones sindicales, organizaciones humanitarias, movimientos pacifistas y ecologistas, grupos antagonistas, asociaciones católicas y religiosas y otros muchos.

Lo que se encontraron todos ellos fue una ciudad totalmente blindada en la que el terror de la guerrilla urbana se había gestado durante semanas. Desde hacía semanas los servicios de inteligencia habían vendido el miedo de que se ocasionasen altercados con cosas tan ridículas como el “lanzamiento de fruta con cuchillas en su interior” o “globos llenos de sangre humana, recogida con la complicidad de médicos y enfermeras“. Los Caravinieri llegaron a instalar misiles tierra-aire en el aeropuerto Cristoforo Colombo como parte del blindaje en motivo de la cumbre del G8 que tenía lugar en el Palacio Ducal. No ayudaba el hecho de que en los días previos se había multiplicado el riesgo de atentado, incluso un paquete bomba había herido a un policía en un cuartel dos días antes.


19 de Julio – Un comienzo tranquilo

Las protestas empezaron aquel 19 de Julio sin incidentes, 50.000 personas recorrían las calles de Génova exigiendo derechos para los inmigrantes y los ciudadanos extracomunitarios. Quedaba desacreditado el discurso del coronel de los Caravinieri Giorgio Tesser donde afirmaba que “había un acuerdo escrito de Blacke Block para provocar desórdenes públicos con los manifestantes”. Aquel primer día los primeros indicios de incidentes fueron cortados de raíz por los manifestantes.

Con ello nos plantamos al 20 de Julio, cuando todo explotó. De buena mañana los manifestantes Black Block se encuentran de forma masiva en las calles de Génova entre los miles de manifestantes que protestaban. Estos grupos son expulsados reiteradas veces de la manifestación mientras entonaban marchas de guerra a ritmo de sus tambores. Empezamos a ver como se rompen los primeros escaparates, aunque no hubo ninguna intervención policial.

Sí la hubo y de forma muy violenta sobre los “Monos Blancos” a la altura de la Via Tolemaide, donde los manifestantes son atacados por unos 300 Carabinieri. Las imágenes de televisión mostraron como los agentes reventaban por PURA DIVERSIÓN una manifestación totalmente pacífica con métodos delictivos. Mas tarde, en el juicio se supo que un error en la ruta desembocó en el lugar equivocado, aunque no justificaba la intervención policial. Estos incidentes degeneraron en lo que se conoce como “la suspensión más grave de los derechos democráticos desde la posguerra” según Amnistía Internacional


El asesinato de Carlo Giuliani en manos de los Caravinieri – El incidente que marcó las protestas de los días posteriores.

El ataque de los Caravinieri genera una huida masiva de los manifestantes. Muchos de ellos desemboquan a la plaza Alimonda, a 90 metros de la Via Tolemaide, donde acaban, sin embargo, bombardeados por un nuevo lanzamiento de gases lacrimógenos y apretujados entre diferentes grupos de agentes. Recordemos que previamente la policía había reventado la manifestación sin motivo alguno. Éste punto es donde fue asesinado Carlo Giuliani por los Caravinieri, incidente que marcaría un precedente en las protestas de los próximos días.

Su asesino fue el agente Mario Placanica, un carabinieri que estaba dentro de un vehículo que quedó bloqueado durante la retirada e inmediatamente asaltado por los manifestantes. Posteriormente en el juicio se demostró que dicho vehículo pasó por encima de Carlo Giuliani reiteradas veces expresamente. El agente, por presión social, fue expulsado del cuerpo y posteriormente procesado y encarcelado. Unos años después Placanica se quitaba la vida con un discurso victimismista: “había sido víctima de un linchamiento social“.

La ira se apoderó de los manifestantes en los días siguientes. A pesar de ser manifestaciones autorizadas, la extrema violencia de los Caravinieri y el asesinato de Carlo Giuliani estaban mas presentes que nunca en la mente de cada uno. “Black Block lideró las protestas protagonizando numerosos episodios de vandalismo y destrucción a su paso y que al mismo tiempo estaban siemdo retransmitidos por televisión. También dejaban numerosos policías heridos allá por donde pasaban. Algunos de ellos aseguraron después que “éste era el precio a pagar, por parte de los Caravinieri, por el asesinato de su camarada y compañero Carlo Giuliani“.

Génova se había convertido literalmente en un auténtico campo de batalla, en el que mientras los “Black Block” se escabullían nuevamente de las cargas policiales los manifestantes eran apaleados por la policía mientras estos los recibían con las manos en alto. Entre los mismos encontrábamos a ancianos y ancianas, agredidos/as brutalmente. Otros, llevados por la ira arrasaban con todo lo que encontraban a su paso y se enfrentaban a la policía con lo que tenían a mano. Otro incidente muy sonado fue cuando varios médicos fueron apaleados y posteriormente arrestados mientras atendían a heridos (también apaleados POR DIVERSIÓN).

Lo peor estaba por llegar. Fue la noche del 21 de Julio cuando la Policía asalta la escuela Díaz en la que dormían cientos de personas. En el incidente las mismas son apaleadas y detenidas. En la reconstrucción de los hechos se definió la operación como una “carnicería mexicana” y es que tras derribar verja exterior y la puerta principal, los manifestantes, la mayoría extranjeros, se encuentran de nuevo inmóviles y con las manos levantadas. Fueron salvajemente apaleados sin motivo alguno. La escuela Pascoli, adyacente, donde dormían 93 periodistas, casi todos acreditados, también fue atacada (típico de la Policía, intentar silenciar a los periodistas que gravamos sus actos delictivos).

Del centenar de personas que se encontraban en el edificio, más de ochenta resultaron heridos, uno de ellos fue sacado en coma por culpa de los Caravinieri, sufriendo posteriormente secuelas permanentes e irreversibles y el periodista británico Mark Covell “salió” con ocho costillas rotas, un pulmón perforado, una herida en la cabeza y cinco dientes perdidos. Años después toda la cadena de mando de los Caravinieri que participó en éste operativo sería condenada por falso testimonio en un juicio que se prolongó mas de una década. Los agentes manipularon las pruebas presentando herramientas de trabajo de los armarios y una botella de coctel moltov encontrada en la calle. Tras demostrarse esto, fueron todos procesados.

El mismo año 2001 el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, respondiendo a un recurso de las víctimas, condenó a Italia por no haber realizado una investigación efectiva sobre la actuación de los agentes durante la cumbre del G8 de 2001 en Génova: según la sentencia, Díaz y Bolzaneto representaban un agujero negro en la ley, donde los derechos básicos estaban suspendidos ilegalmente.

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